Desarrollo y características de los vasos linfáticos en función de la edad

El sistema linfático se descubrió por primera vez en peces óseos en forma de vasos linfáticos intestinales-mesentéricos y sus expansiones: los senos linfáticos, ubicados entre los órganos internos, entre el pericardio y los sacos branquiales, cerca de las aletas. En anfibios y reptiles, se desarrollan órganos contráctiles: los corazones linfáticos, que se conectan por un lado con los senos y vasos linfáticos, y por el otro con las venas. En las aves, los corazones linfáticos solo están presentes en el período embrionario; en las aves acuáticas, aparecen por primera vez los ganglios linfáticos (lumbares y cervicales). El número de ganglios linfáticos aumenta en los mamíferos, quienes desarrollan válvulas en los vasos linfáticos.

En los seres humanos, en la sexta semana de desarrollo intrauterino, se forman a partir del mesodermo, por separado del sistema circulatorio, espacios en forma de hendidura delimitados por células mesenquimales, que posteriormente se transforman en células endoteliales, separadas del sistema circulatorio, pero cerca de las grandes venas en desarrollo. Al fusionarse estos espacios en forma de hendidura, se forma un sistema de canales que crecen y se transforman en sacos linfáticos. Primero aparecen los sacos linfáticos derecho e izquierdo, y algo más tarde, los sacos linfáticos subclavios. Una cadena de sacos ubicada cerca de la pared dorsal del cuerpo del embrión da lugar al principal vaso linfático, el conducto torácico, que desemboca en el saco yugular izquierdo en la novena semana de desarrollo. Los sacos linfáticos yugular y subclavio, ubicados a la derecha e izquierda, se conectan con las venas del cuello. Los vasos linfáticos de la pelvis y las extremidades inferiores se desarrollan a partir de los sacos linfáticos ilíacos pareados.

Características de los vasos linfáticos relacionadas con la edad.

Los capilares linfáticos en recién nacidos, así como en adolescentes y jóvenes, tienen un diámetro comparativamente mayor que en adultos; sus contornos son suaves. Forman redes densas y de malla fina. En adultos, los capilares linfáticos tienen un diámetro menor, se estrechan y algunos capilares se transforman en vasos linfáticos. En las redes linfáticas, aparecen asas abiertas, así como protuberancias e hinchazones en las paredes capilares. En la vejez y la edad senil, la reducción de los capilares linfáticos se manifiesta con mayor claridad.

Los vasos linfáticos de los recién nacidos y niños durante sus primeros años de vida presentan un patrón característico en forma de cuentas debido a la presencia de constricciones (estrechamientos) en la zona de las válvulas, que aún no están completamente formadas. El aparato valvular de los vasos linfáticos alcanza su madurez entre los 13 y los 15 años de edad.

En la infancia y la adolescencia, los vasos linfáticos adyacentes se conectan entre sí mediante numerosas anastomosis transversales y oblicuas, lo que resulta en la formación de plexos linfáticos alrededor de arterias, venas y conductos glandulares. En personas de 40 a 50 años, aparecen signos de reducción de los vasos linfáticos. Los contornos de los vasos se vuelven irregulares, con protuberancias en las paredes y disminuye el número de anastomosis entre los vasos linfáticos, especialmente entre los superficiales y los profundos. Algunos vasos se vacían. En personas mayores y seniles, las paredes de los vasos linfáticos se engrosan y su luz disminuye.

El conducto torácico en recién nacidos y niños mayores es proporcionalmente más pequeño que en un adulto, y sus paredes son delgadas. El conducto torácico alcanza su máximo desarrollo en la edad adulta. En personas mayores, el tejido conectivo crece en las paredes del conducto torácico, con cierta atrofia de la musculatura lisa (involuntaria).

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