Este estado de la psique humana se caracteriza por un inicio agudo y síntomas variables: los síntomas de diferentes tipos de estados mentales conocidos de diversa intensidad se reemplazan entre sí con bastante rapidez, lo que no permite diagnosticar ninguno de ellos.
Durante mucho tiempo, la psiquiatría ignoró los trastornos antisociales; estos eran abordados por criminólogos y el poder judicial. Los psicópatas que no traspasaban los límites de la ley eran considerados personas con un carácter difícil.
Se cree que más de la mitad de la población humana, al menos una vez durante un corto período de tiempo, cuando experimenta estrés agudo, activa un mecanismo de defensa psicológico como percibir lo que le sucedió a otra persona y/o en otra realidad, lo que les permite abstraerse de las emociones, analizar la situación y encontrar una salida.
Muchas patologías psiconeurológicas pueden ir acompañadas de un estado caracterizado por hipermovilidad y un comportamiento anormal e inapropiado a la situación.
¿Qué sentimientos experimenta el lector al ver a otra persona frente a él sumida en un estado de estupor? Probablemente, muchos se sentirán incómodos, pues este es un estado antinatural para un ser vivo, que nos recuerda de inmediato que no somos eternos.
La mayoría de las personas tienden a expresar sus sentimientos y experiencias de cierta manera. Pero en situaciones inesperadas, esta manifestación puede ser inapropiadamente violenta e incontrolable, y tal explosión de emociones negativas se define en psiquiatría como afecto.
La insidia de este trastorno mental no reside ni siquiera en la dificultad de su diagnóstico. El estado depresivo se asocia con inhibición, apatía, falta de apetito y noches deprimentes sin dormir.
El concepto de histeria proviene de la palabra "klikat'", "kryat'" (gritar) y significa transmitir. En la antigüedad, se consideraba que los histéricos estaban poseídos, resultado de daños, brujería y la intrusión del diablo.
