¿Cómo mejorar el rendimiento de los oficinistas?

Casi todos los residentes de una metrópolis experimentan falta de oxígeno (hipoxia). Con mayor frecuencia, sus víctimas son los oficinistas, ya que pasan la mayor parte del tiempo en habitaciones mal ventiladas, en transportes sofocantes y en situaciones de estrés. Como resultado, disminuye la capacidad de razonamiento, se deteriora la memoria y la concentración, aparecen somnolencia, dolores de cabeza, fatiga, mayor susceptibilidad a enfermedades estacionales y se observa falta de energía.

Las causas de la falta de oxígeno también incluyen: el tabaquismo, el abuso de alcohol, diversas enfermedades infecciosas, las lesiones, el hidrotórax (acumulación de líquido no inflamatorio en las cavidades pleurales) y la angina de pecho (dolor agudo o malestar en la zona del pecho causado por un suministro insuficiente de sangre a una determinada zona del corazón).

Si no se consulta a un médico a tiempo, las consecuencias pueden ser muy graves (asma bronquial, agravamiento de infecciones respiratorias crónicas), y existe una alta probabilidad de edema cerebral y accidente cerebrovascular isquémico. ¿Cómo alimentar un cerebro hambriento, proporcionándole regularmente nutrientes esenciales, y así aumentar la productividad de los oficinistas?

La terapia hipóxica normobárica intermitente (INH) o "aire de montaña" se utiliza ampliamente para la prevención y el tratamiento de la falta de oxígeno. La INH aumenta la resistencia inespecífica del organismo, lo que aumenta la resistencia a diversas formas de estrés, fatiga e hipoxia, y mejora el rendimiento físico y mental. Este método tiene un efecto positivo en el metabolismo del oxígeno y el equilibrio ácido-base, normaliza los indicadores del metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas, así como el espectro electrolítico sanguíneo, normaliza el estado inmunológico, aumenta el potencial antiinflamatorio y activa la actividad de los sistemas vitales.

Según los expertos, este método de tratamiento está indicado para pacientes con patología cardiovascular, asma bronquial, inmunodepresión y mujeres embarazadas. Puede utilizarse tanto en la clínica como en casa. Para lograr el efecto deseado, es necesario realizar 15 sesiones diarias. El tratamiento debe repetirse de 2 a 3 veces al año.

Hay otras maneras de saciar la sed de oxígeno. Ahora hay muchos bares y cafeterías donde se puede comprar un cóctel de oxígeno. Este ayuda a suministrar oxígeno a los órganos que no lo reciben del aire en cantidades suficientes. Sin embargo, no se debe abusar de la bebida, ya que el oxígeno participa en el intercambio de energía de los tejidos corporales. Cuando hay demasiado, las células no pueden gestionarlo y se producen desmayos y mareos. También existen inyecciones de oxígeno que se basan en la introducción de oxígeno en las capas profundas de la piel.

Existen medicamentos para eliminar los efectos de la falta de oxígeno, que deben usarse solo según lo prescrito por un médico para evitar efectos secundarios. Por lo general, a las personas con hipoxia se les ofrecen medicamentos que corrigen la circulación cerebral, mejoran la atención, la memoria y la resistencia del cerebro a la falta de oxígeno.

Los médicos afirman que la mejor manera de prevenir la hipoxia es caminar al aire libre, comer bien (se recomienda consumir alimentos ricos en hierro) y hacer ejercicio (el entrenamiento saturará las células sanguíneas con aire y asegurará su distribución a todas las células del cuerpo). Quienes trabajan en oficinas deben ventilar la habitación con frecuencia y adquirir un humidificador o un ionizador de aire. Se puede oxigenar el cuerpo mediante ejercicios de respiración (previamente se debe consultar con un médico).