La exposición a retardantes de llama durante el embarazo reduce la inteligencia del feto

Hoy en día, los debates sobre la toxicidad de las sustancias utilizadas para prevenir el incendio de los artículos del hogar cobran cada vez más fuerza. Un estudio científico reciente ha demostrado que el contacto de la mujer con dichas sustancias (retardantes de fuego) durante las primeras etapas del embarazo provoca hiperactividad en el niño y una disminución de la inteligencia.

Los retardantes de fuego son mezclas especiales de sustancias que ayudan a prevenir la combustión de materiales orgánicos (telas, madera). Su efecto protector se debe a su baja temperatura de fusión y a la formación de una película que bloquea el flujo de oxígeno al material. Además, los retardantes de fuego se descomponen al calentarse y liberan gases inertes (vapores) que impiden la ignición del material. Los fosfatos de amonio, el sulfato de amonio, el ácido bórico y el boro son ampliamente utilizados; con menor frecuencia, el cloruro de amonio y el cloruro de zinc.

Según las últimas investigaciones realizadas por expertos en este campo, la exposición de una mujer embarazada a retardantes de llama provoca un aumento de los niveles de ciertas sustancias químicas en el cerebro del feto. La exposición a retardantes de llama es especialmente peligrosa al inicio del embarazo, cuando se produce el principal desarrollo cerebral del niño. Los científicos han determinado que el coeficiente intelectual de estos niños se reduce en 4,5 puntos.

Los científicos se vieron impulsados a realizar el estudio debido a la falta de conocimiento sobre los compuestos químicos de uso generalizado en el mercado de consumo. El proyecto de investigación comenzó hace diez años, durante el cual los científicos analizaron la orina y la sangre de más de 300 mujeres en la decimosexta semana de embarazo. Durante el proyecto, los científicos siguieron el desarrollo de los niños hasta que cumplieron cinco años.

Al parecer, el mayor peligro para el desarrollo infantil lo representaban los éteres de difenilo polibromados, utilizados como materiales ignífugos en la fabricación de muebles, asientos de automóviles y alfombras. Según señalan científicos, en Estados Unidos, los éteres de difenilo polibromados presentan uno de los niveles más altos de impacto humano, y su efecto es comparable al del plomo. La descomposición de estas sustancias tarda décadas. La mayoría de los artículos domésticos fabricados en las últimas tres décadas siguen en hogares y oficinas, lo que potencialmente representa un riesgo para la salud. Sin embargo, sustituir los retardantes de fuego en la industria no es menos peligroso, ya que sustituir sustancias antiguas por otras nuevas sin investigación previa puede tener consecuencias aún más indeseables.

Recientemente, el problema de sustituir algunos productos químicos por otros para hacer que la industria sea más segura ha adquirido cada vez mayor importancia.

Hoy en día, los retardantes de llama ayudan a salvar la vida de muchas familias y mejoran la seguridad contra incendios en el hogar, señala la Fire Protection Alliance. Sin embargo, los retardantes de llama son sustancias químicas y también están sujetos a estudios de protección ambiental, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.