Israel celebra hoy el día del amor

El Día del Amor - Tu B'Av - no es una de las festividades judías generalmente aceptadas, sino más bien, como el Día de San Valentín para los cristianos, es una ocasión agradable para felicitar a tu ser amado y/o proponerle matrimonio.

Meir Levinov escribió bellamente sobre la historia de la festividad: El 15 de Av es el día de la unificación del pueblo.

Celebración del 15 de Av en la antigüedad.

El 15 del mes de Av está marcado como festivo en el calendario judío. De hecho, esta fecha limita los eventos festivos: no hay costumbres especiales, nada fuera de lo común, un día laborable normal, salvo que la oración en las sinagogas es algo más corta y se excluyen los textos penitenciales. Y eso es todo.

Pero hubo una vez, "...no había festividad en Israel más hermosa que el 15 de Av. Las muchachas judías salían a los jardines con vestidos blancos, prestados, según la costumbre, unas de otras, para que nadie se avergonzara de la falta de ropa bonita. Bailaban en círculos en los jardines, y cualquiera que buscara una novia acudía allí".

Esta festividad ha existido desde la antigüedad. Incluso antes del establecimiento del reino en Israel, incluso antes de la conquista de Jerusalén, las jóvenes que deseaban casarse salían a bailar a los viñedos que rodeaban el Templo de Silo. Esta festividad era muy importante. De hecho, en aquellos tiempos, cada tribu de Israel vivía en su propio territorio, y el pueblo era más bien una coalición de doce "cantones" unidos únicamente por una religión común y acuerdos de asistencia militar en tiempos de peligro. Al mismo tiempo, todas las tribus vigilaban su distribución de tierras, procurando evitar que representantes de otras tribus se asentaran en su territorio.

La ley de la época permitía a las jóvenes propietarias de bienes raíces casarse únicamente con un miembro de su tribu, para que la tierra no pasara a manos de otra tribu y no se formaran enclaves de una tribu dentro de otra. Todo esto contribuía a preservar la identidad étnica de cada tribu, sus costumbres y tradiciones, pero al mismo tiempo impedía que el pueblo de Israel se fusionara en un todo único.

Los matrimonios intercomunitarios son la forma de unir a las tribus en un solo pueblo.

El lugar de encuentro de las tribus en aquel entonces era el Templo de Silo, donde todas las tribus de Israel se reunían para las festividades establecidas por la Torá. Allí, los ancianos de las tribus discutían asuntos, llegaban a acuerdos y tomaban decisiones conjuntas. De hecho, fue el Templo de Silo y las reuniones que allí se celebraban lo que unió a las tribus en una sola unión. Sin embargo, una unión a nivel de liderazgo aún no convierte al pueblo en un todo único. Independientemente de lo que piensen los líderes, la unión del pueblo en un todo no se debe en absoluto a decretos superiores. E incluso un pasado común no es capaz de construir un solo pueblo.

El 15 de Av es una festividad no establecida por la Torá, que surgió espontáneamente como celebración de la vendimia. Fue esta festividad la que brindó al pueblo la oportunidad de unirse. En este día, los jóvenes de las diferentes tribus de Israel podían conocerse. Y fue en este día que los ancianos de Israel decidieron levantar todas las restricciones a los matrimonios intertribales.

Todos los eventos históricos asociados con el 15 de Av unen al pueblo de Israel. El levantamiento de las restricciones a los matrimonios intertribales marcó el inicio de un largo proceso de integración de los judíos en un solo pueblo. Pues lo más importante de la unidad nacional son los matrimonios intercomunitarios, cuyos hijos pertenecen a más de una tribu.

El 15 de Av es el día de corregir errores políticos.

En una época, gracias a la tradición del 15 de Av, también fue posible hacer frente a las consecuencias de una severa guerra civil, en la que todas las tribus se unieron contra la tribu de Benjamín, decidiendo que, por los pecados de los benjamitas, "su nombre debía ser borrado de la faz de la tierra". Desafortunadamente, las tribus cumplieron su tarea casi por completo: destruyeron las ciudades de Benjamín, tomaron cautivas a todas sus hijas y juraron no entregarlas a los sobrevivientes. Sin embargo, finalmente, las tribus cambiaron de opinión, pero, no queriendo violar directamente el juramento que habían hecho, recordaron la festividad del 15 de Av y enviaron el siguiente mensaje a los restos de Benjamín: "El 15 de Av, cuando las jóvenes salgan a celebrar en las viñas de Silo, vengan, róbenlas y cásense con ellas" (es evidente que en aquellos años solo las jóvenes que querían ser robadas salían a las viñas).

Otro acontecimiento histórico asociado con el 15 de Av es la abolición de la guardia fronteriza entre los dos antiguos estados judíos, los Reinos del Norte y del Sur. Tras la caída del reino de Salomón, el primer rey del Reino del Norte consideró necesario establecer una guardia en la frontera para que los judíos del Norte no fueran al Sur, al Templo de Jerusalén, durante las festividades. La decisión fue puramente política, motivada por el deseo de prevenir la influencia religiosa del Reino del Sur sobre los súbditos del Reino del Norte, pero en la práctica condujo a la división del pueblo. Sin embargo, los reyes posteriores del Reino del Norte abolieron esta regulación para que todos pudieran ir a Jerusalén durante las festividades, y así los judíos permanecieran como un solo pueblo.

Donde el peligro no puede unir, el amor puede unir.

No es casualidad que la festividad unificadora del 15 de Av se encuentre en el calendario inmediatamente después del día de luto por la destrucción del Templo, el día en que comenzó el exilio y en el que el pueblo de Israel se dispersó de nuevo por todo el mundo, dividido de nuevo en comunidades separadas. Fue el 9 de Av el que condujo a la situación actual en Israel, donde desde fuera el pueblo parece monolítico, pero dentro del país lo primero que se revela de cada israelí es su afiliación a una u otra comunidad: marroquíes, rusos, yekíes, kurdos, etc. A las diferencias etnográficas se suman las facciones políticas, y a ellas, las divisiones religiosas.

Los acontecimientos de las últimas décadas han demostrado que hoy ni siquiera el peligro externo es capaz de unir al pueblo de Israel. Es más, se ha convertido en la causa de una de las divisiones más graves de la sociedad israelí. Pero si ni siquiera el peligro une, ¿quizás el amor sí pueda? No, no el tipo de amor del que hablan los políticos, exigiendo amor por todos y por todo, sino el amor más común, aquel en el que chicos y chicas de diferentes comunidades y diferentes bandos políticos se conocen, se conocen, se casan y tienen hijos. Hoy, esta es quizás la única esperanza para unir al desunido pueblo de Israel.