La luz azul hace que los alimentos resulten poco apetecibles y reduce el apetito

Los expertos recomiendan que quienes deseen reducir la cantidad de comida utilicen iluminación azul en la cocina. Una investigación de la Universidad de Arkansas reveló que la iluminación azul hace que la comida sea visualmente desagradable. Los expertos sugieren que el azul no es natural para la comida, por lo que afecta inmediatamente el apetito.

Además, los científicos han establecido un hecho interesante: la iluminación no afecta significativamente el apetito de las mujeres. En su opinión, lo más probable es que la cuestión sea que, al evaluar la comida, las mujeres se basan más en el aroma que en su apariencia. Sin embargo, los hombres prestan más atención al color de los alimentos, y el azul les genera desconfianza y reduce el apetito.

Los expertos realizaron su estudio con 112 voluntarios, a quienes los científicos pidieron que comieran los mismos platos, pero cada grupo tenía su propia iluminación. Como resultado, todos los participantes consumieron cantidades diferentes de productos, pero el nivel de satisfacción fue aproximadamente el mismo para todos.

Los expertos han demostrado previamente que el color puede afectar la percepción del gusto; por ejemplo, el color de la taza en la que se sirve el café afecta las papilas gustativas. Según los expertos, en este caso influye el aspecto psicológico. Por ejemplo, en otro estudio, se descubrió que un mousse de fresa roja en un plato blanco se percibe como más aromático y dulce que el mismo postre en un plato negro.

Además, los científicos ya han establecido que la iluminación influye en la elección de alimentos. Así, con buena iluminación o sentados en una mesa junto a la ventana, quienes visitan cafeterías y restaurantes suelen preferir la comida saludable. Con poca iluminación, es más probable que comas en exceso y consumas grandes cantidades de alimentos grasosos, fritos, etc.

En la Universidad de Cornell, los expertos llegaron a la conclusión de que comer junto a la ventana permite a las personas observar a los transeúntes, ver la luz del sol, los árboles, etc., como resultado, una persona se vuelve más consciente de su apariencia y aparecen pensamientos sobre un estilo de vida saludable.

Los científicos creen que, al anochecer, las personas empiezan a pensar que nadie podrá ver cuánto han comido, por lo que el sentimiento de culpa disminuye. También han descubierto que comer en lugares con poca introspección permite comer mucho más. Según estudios, en una mesa cerca de la puerta, los clientes piden menos ensaladas y prefieren postres.

En una mesa cercana a la barra, la gente pide más bebidas alcohólicas y cócteles (en la tercera mesa desde la barra, la gente pide tres vasos de cerveza o cócteles más que en la cuarta mesa).

Los expertos también creen que la ubicación de la mesa cerca del televisor en el bar puede influir en las preferencias de los clientes, ya que en este caso prefieren la comida frita. Los clientes que se sientan en mesas altas e incómodas tienden a encorvarse; además, es difícil colocar los platos en estas mesas, por lo que piden ensaladas con más frecuencia y postres con menos frecuencia.