Los psicólogos han nombrado los signos más fiables de la homosexualidad

Todos conocemos los estereotipos. Está el niño inusualmente delgado, tierno y afeminado que muestra interés por las muñecas, el maquillaje, las princesas y los vestidos, y tiene una fuerte aversión a los juegos bruscos con los niños. Y está la niña de complexión poco femenina que odia el perfume, le encanta trabajar con el martillo y está dispuesta a darle una paliza a cualquier mocoso.

¡Parece obvio que estos niños se convierten en homosexuales al crecer! Recientemente, los científicos decidieron investigar para identificar las señales más tempranas y fiables de la homosexualidad. Resulta que, en este caso, el sentido común casi acertó.

Los fundadores fueron los psicólogos Michael Bailey y Kenneth Zucker en 1995. En primer lugar, estudiaron muchas investigaciones sobre las diferencias de comportamiento entre niños y niñas, que existen de forma independiente, independientemente de las peculiaridades de la crianza y la educación en casi todas las culturas.

Las diferencias más importantes se refieren al juego. Los niños prefieren luchar con sus iguales, mientras que las niñas prefieren la compañía de muñecas. En cuanto a los juguetes, los primeros se interesan más por las ametralladoras y los jeeps, y las segundas por las figuras humanoides (generalmente con una feminidad exagerada). Los niños prefieren ser soldados y superhéroes, mientras que las niñas se atreven a interpretar papeles de madres, bailarinas y princesas. Como resultado, ambos sexos prácticamente no juegan entre sí.

Bailey y Zucker plantearon la hipótesis de que los futuros homosexuales exhibirían el patrón opuesto, de modo que, por ejemplo, un niño sería amigo de las niñas, estaría interesado en los cosméticos de su madre y una niña jugaría al hockey y vería lucha libre en la televisión.

Comprobar esta hipótesis puede parecer sencillo: basta con observar al niño hasta que alcance la edad en que todo esté claro. Sin embargo, este método es muy poco práctico. Lo cierto es que los homosexuales representan una parte muy pequeña de la sociedad, por lo que sería necesario abarcar a un gran número de niños. Posteriormente, se requiere un período de estudio muy largo (unos 16 años). Finalmente, el tema es muy delicado, porque los niños son solo niños, y solo aquellos que muestran un comportamiento claramente atípico empiezan a ser llevados a médicos y psicólogos.

Así que otros métodos se impusieron. En 2008, por ejemplo, la psicóloga Kelly Drummond y sus colegas entrevistaron a 25 mujeres cuyos padres las habían derivado a psiquiatras entre los tres y los 12 años. En ese momento, todas las niñas presentaban algunos síntomas de trastorno de identidad de género, como ser amigas de chicos, preferir usar ropa de hombre, disfrutar del juego activo e incluso negarse a sentarse para ir al baño. Aunque solo el 12 % de estas mujeres no logró superar la disforia de género (la sensación de que el sexo biológico no coincide con el sexo psicológico), las probabilidades de ser bisexual u homosexual eran 23 veces mayores en este grupo que en la muestra general de mujeres jóvenes. No todas se convirtieron en lesbianas, por supuesto, pero los datos sugieren que las lesbianas a menudo comienzan así.

Lo mismo ocurre con los hombres homosexuales. Bailey y Zucker preguntaron a hombres sobre sus antecedentes y descubrieron que el 89 % de una muestra aleatoria de hombres homosexuales había sido amigo de niñas en su infancia, etc.

Desde entonces, numerosos estudios no han hecho más que confirmar esta conclusión. Incluso se descubrió un "efecto dosis": cuanto más inapropiado se comporta un niño (desde el punto de vista de los estereotipos de género), mayor es la probabilidad de que desarrolle una homosexualidad posterior.

Datos transculturales, además de lo anterior, indican que los chicos prehomosexuales se sienten más atraídos por los deportes individuales (natación, ciclismo, tenis) que por los deportes de equipo de contacto. Además, son menos propensos a convertirse en vándalos callejeros.

Al mismo tiempo, los investigadores admiten sin reservas que el desarrollo de la homosexualidad se produce de maneras complejas. No todos los chicos que se ponen en secreto las medias de su madre se vuelven gays. Esto también puede ser una expresión de hipersexualidad. Y la amistad con chicas puede indicar que se trata de un futuro Casanova, y no de un sodomita. Por consiguiente, la homosexualidad no siempre surge en el contexto de la disforia de género.

Y aquí llegamos a la pregunta más importante. ¿Por qué les preocupa tanto a los padres la posible orientación sexual de sus hijos? Se podría suponer que a la gente le preocupa la procreación, ¡pero fíjense en Elton John y otros sodomitas famosos! Sus familiares gozan sin duda de una posición extremadamente privilegiada en cuanto a oportunidades reproductivas. Quizás, por el contrario, valga la pena desarrollar esos talentos que demuestran los chicos afeminados. Y dejar que ellos decidan por sí mismos sobre su vida sexual...

[ 1 ], [ 2 ], [ 3 ]