Wisconsin declara nocivo el botox

En la Universidad Estatal de Investigación de Madison (Wisconsin), científicos han anunciado los peligros del bótox. Según los expertos, las inyecciones de toxina botulínica tienen un efecto negativo en el sistema nervioso central y contribuyen a la formación de coágulos sanguíneos; sin embargo, los científicos aún no pueden aportar pruebas concluyentes.

Muchos científicos, médicos y farmacólogos ya han criticado la declaración de sus colegas estadounidenses, calificándola de apresurada e infundada.

El Botox se utiliza ampliamente en cosmetología para el rejuvenecimiento, y la seguridad de este fármaco ha sido cuestionada repetidamente por investigadores de diferentes países.

En esta ocasión, el "elixir de la juventud" se estudió en Wisconsin y, según los científicos, el bótox puede modificar sus propiedades bajo la influencia de compuestos orgánicos. Tras su administración, la sustancia se licua y las partículas pueden penetrar en el torrente sanguíneo y extenderse por todo el cuerpo. En Wisconsin, se cree que las inyecciones de bótox pueden provocar la formación de coágulos sanguíneos, pero otros estudios han demostrado que la toxina botulínica actúa localmente, lo que se manifiesta en su eficacia y su asombroso efecto rejuvenecedor. Cabe destacar que las declaraciones de los científicos de Wisconsin no están respaldadas por ninguna investigación, y muchos científicos creen que se hicieron para desacreditar este popular fármaco en cosmetología.

Varios expertos señalan que la toxina botulínica no penetra en la sangre, y mucho menos provoca la formación de coágulos. Su acción se dirige a las células nerviosas del tejido muscular, pero no a todo el cuerpo; tras la administración de Botox en el músculo, solo se observa una reacción local. La toxina botulínica se ha utilizado en la práctica clínica durante más de 20 años; su estudio comenzó en la década de 1940 del siglo pasado y se empleó por primera vez en neurología y cardiología, ya que en estudios demostró una alta eficacia en el tratamiento del aumento del tono muscular, en particular la parálisis cerebral. El fármaco se incorporó a la cosmetología un poco más tarde, cuando se descubrió que el Botox, además de relajar los músculos, tiene propiedades rejuvenecedoras.

El Botox continúa utilizándose en neurología para tratar la tortícolis espasmódica, el calambre del escritor y otros problemas de tono muscular.

Las inyecciones de toxina botulínica solo las administra un especialista, ya que es necesario calcular con precisión la dosis, el tratamiento y la aplicación en zonas específicas; de lo contrario, pueden producirse consecuencias desagradables para la salud. Exceder la dosis puede causar caída de párpados y frente, inmovilización del rostro (el llamado efecto "máscara") y, como consecuencia, malestar psicológico. Sin embargo, todos los efectos secundarios se asocian con una administración incorrecta o con exceder la dosis y no tienen un efecto negativo en todo el cuerpo.

Además, no se recomienda el uso de Botox en casos de enfermedades oncológicas, enfermedades crónicas o infecciosas, mala coagulación sanguínea o en pacientes mayores de 60 años o menores de 35 años.

En la mayoría de los casos, todas las complicaciones después de las inyecciones de toxina botulínica surgen debido a la falta de profesionalismo del médico y al ignorar las contraindicaciones.

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