Casos misteriosos que desafían la explicación científica

La medicina no se detiene y hoy en día los métodos de tratamiento han alcanzado un alto nivel, gracias al cual una gran cantidad de personas en todo el mundo se deshacen con éxito de diversas enfermedades, incluidas las más complejas.

Pero, a pesar de los avances científicos, aún hoy los médicos tienen que enfrentarse a casos increíbles e inexplicables.

Por ejemplo, hay una mujer en Inglaterra que oye los sonidos de su cuerpo, como el movimiento de sus ojos o la sangre fluyendo por sus venas. Julie Redfern oyó por primera vez un leve chirrido mientras jugaba al Tetris. Al principio, no pudo determinar el origen del sonido, pero más tarde descubrió que se producía cuando sus ojos se movían. Un par de años después, Julia oyó el sonido de la sangre fluyendo por sus venas.

Los sonidos de masticar eran tan fuertes que ahogaban cualquier otro sonido, incluidas las conversaciones. La enfermedad progresó y, como resultado, incluso el sonido de un teléfono convencional se convirtió en una tortura para Julia. Los médicos le diagnosticaron un trastorno muy raro en el que los huesos del oído interno pierden densidad, lo que resulta en una audición extremadamente sensible. Los médicos le realizaron a Julie la primera cirugía de restauración auditiva del mundo en un oído, la cual fue exitosa.

Otro caso interesante en medicina es el de un niño que no siente hambre. En 2013, Landon Jones comenzó a sufrir una tos constante; una mañana se despertó completamente cansado y sin apetito. Los médicos detectaron una infección en el pulmón del niño, que fue difícil de superar. Sin embargo, tras la recuperación, Landon nunca recuperó el hambre ni la sed, por lo que comenzó a perder peso rápidamente. Después de que sus padres se dieran cuenta de lo que ocurría, Landon logró perder 16 kg.

Los expertos no pueden determinar la causa exacta del trastorno. Los padres del niño lo llevaron a varios profesores de distintos países, pero nadie pudo determinar qué bloquea exactamente la sensación de hambre. Los médicos creen que Landon podría ser el único en el planeta que padece este trastorno.

Ahora, el niño está bajo supervisión constante para asegurar que coma y beba con regularidad. Incluso los profesores de su escuela se aseguran de que no se olvide de almorzar.

En Florida, la vida de Marysia Grivna, de nueve años, cambió por completo tras recibir una vacuna antigripal de rutina. Tres días después de la vacuna, la niña no podía levantarse de la cama por la mañana. Los médicos le diagnosticaron esclerosis múltiple. En esta enfermedad, el propio sistema inmunitario del cuerpo comienza a destruir la membrana que recubre los nervios del cerebro y la médula espinal. Como resultado, la sustancia blanca se vuelve extremadamente sensible y la enfermedad puede provocar parálisis y ceguera.

Los médicos no están seguros de si la vacuna contra la gripe es la causa del desarrollo de la enfermedad. Los médicos realizaron un examen exhaustivo a la niña, pero no pudieron determinar la causa exacta de la enfermedad, aunque sus padres están seguros de que todo se debió a la vacuna administrada el día anterior.

Los médicos aún no han dado un pronóstico para la niña, aunque señalan que existe una pequeña posibilidad de que los síntomas puedan revertirse.

Un padre en Yemen se sorprendió cuando su hija rompió a llorar y le cayeron pequeñas piedras de los ojos. Saadia no es la única hija de la familia; hay otros 11 niños, pero ella es la única con esta capacidad única. Los médicos no pueden diagnosticar la enfermedad ni detectar ninguna patología ni trastorno del desarrollo ocular.

Según su padre, Saadia también llora lágrimas normales, los cálculos suelen aparecer por la tarde o por la noche y la niña no siente ninguna molestia ni dolor.

En Nueva York, 12 niñas de una escuela desarrollaron los mismos síntomas extraños, cuya causa los médicos nunca pudieron determinar.

Todas las niñas estudiaban en la misma escuela y casi al mismo tiempo desarrollaron tics vocales, y sus brazos y piernas se negaban a obedecerlos.

Inicialmente, los médicos determinaron que las niñas padecían síndrome de Tourette (tics musculares faciales, de cuello y hombros). El neurólogo que las examinó sugirió histeria colectiva, mientras que otros especialistas creían que el problema era tensión.

Sin embargo, dos madres no quedaron satisfechas con esta conclusión, pero nunca les entregaron un informe oficial de la investigación, que, según los funcionarios de salud, no reveló nada que pudiera haber causado tales síntomas en los niños.

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