Tras una intervención estética, a una mujer estadounidense le crecieron huesos en los párpados.

Una residente de California, EE. UU., de 70 años, decidió rejuvenecerse y para ello recurrió a un procedimiento muy caro, moderno y novedoso: el rejuvenecimiento facial con inyecciones de células madre. Siendo una mujer de edad respetable, quedó maravillada con el resultado del novedoso procedimiento, pero pronto le aguardó una sorpresa aún más inesperada y no tan agradable.

Las células madre se utilizan para diversos fines: se emplean para tratar el cáncer y en el campo de la cosmetología.

Investigaciones científicas advierten del posible peligro del uso de células madre. Los especialistas advierten que las consecuencias de su introducción pueden ser desastrosas. De hecho, las células madre tienen la capacidad de transformarse en células diferenciadas de diversos órganos y tejidos, como el hígado, la médula ósea o la piel.

Los científicos no tuvieron que confirmar sus temores experimentalmente, porque lo hizo por ellos aquella misma mujer norteamericana de setenta años, quien decidió darse el gusto de someterse a un procedimiento de rejuvenecimiento mediante inyecciones de células madre.

La mujer acudió a una clínica donde le hablaron del efecto milagroso de las inyecciones de células madre, que se inyectan bajo la piel del rostro para suavizar las arrugas. La anciana estaba muy interesada en el procedimiento y no se arrepintió ni de gastar $20,000 solo para recuperar su juventud y belleza.

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Tras la inyección de células madre, la mujer quedó encantada con el resultado y quedó muy satisfecha. Sin embargo, la euforia de una segunda juventud no duró mucho: solo tres meses. Y entonces empezó lo peor. Al principio, la mujer empezó a notar que apenas podía abrir el ojo derecho, pero pronto cada mañana y cada despertar se convirtieron en una auténtica pesadilla y una auténtica tortura: abría y cerraba los ojos con dificultad, y parpadear venía acompañado de sensaciones dolorosas, pero lo más sorprendente era que los movimientos de los párpados producían chasquidos.

La señora preocupada acudió al médico con este problema. Tras escuchar su historia, los médicos no le creyeron al principio y decidieron que la abuela de setenta años se había imaginado quién sabe qué. Y mientras les contaba el chasquido de los párpados, "similar al sonido de unas castañuelas", los médicos comenzaron a pensar en posibles problemas mentales.

Pero qué asombro y estupefacción quedaron después de extraer los fragmentos de hueso desmenuzados del tejido palpebral de la abuela. La operación duró más de siete horas y se extrajeron todos los restos óseos, pero nadie puede garantizar que los huesos no vuelvan a crecer.

Como se descubrió más tarde, como relleno se utilizó hipoclorito de calcio, un mineral que influyó en el hecho de que las células madre no se transformaran posteriormente en piel joven, sino en huesos.

Estos procedimientos tienen una gran demanda y se realizan cada vez con más frecuencia en Estados Unidos. Se realizan sin la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y, por lo tanto, no se someten a pruebas previas.

A pesar del gran potencial de los procedimientos que utilizan células madre, sus efectos no han sido estudiados completamente, y esta historia es un ejemplo sorprendente de ello.

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