Las dietas hipocalóricas no prolongan la vida

Según los resultados de un estudio de 25 años publicado en la revista Nature, reducir calorías no prolonga la vida.

Científicos de la Universidad Estatal de Luisiana, Baton Rouge, probaron la teoría de que una dieta baja en calorías puede mejorar la vida de los macacos rhesus, la especie más conocida de este género.

Los especialistas observaron durante un cuarto de siglo dos grupos de macacos rhesus: uno de ellos comía normalmente, mientras que el otro seguía una dieta con un 30% menos de calorías.

Según los científicos, las restricciones dietéticas no afectaron la esperanza de vida de los primates: los macacos que siguieron la dieta vivieron, en promedio, tanto como sus compañeros del grupo de control. Además, las causas de muerte de los monos no fueron muy diferentes: los primates murieron por enfermedades renales, enfermedades cardiovasculares o simplemente por vejez.

Un experimento anterior de Don Ingram, gerontólogo del Instituto Nacional del Envejecimiento, demostró los efectos positivos de la restricción calórica en animales de corta vida, como las ratas. Los animales que recibieron menos calorías mostraron un pelaje brillante y mucha más energía que quienes habían comido bien.

Además, se encontró una cascada de cambios en la expresión genética que es causada por una dieta baja en calorías y que generalmente retrasa el proceso de envejecimiento.

En 2009, se publicaron los resultados de 20 años de observaciones de macacos rhesus realizadas por biólogos del Centro Nacional de Investigación de Primates de Wisconsin. Estos contradicen los resultados de científicos de Luisiana y confirman una vez más los beneficios de una nutrición moderada. Del grupo a dieta, solo el 13 % de los monos murió de vejez, mientras que el 37 % de los monos del grupo con una dieta normal murió por la misma causa.

Don Ingram cree que el problema no radica en las calorías, sino en la nutrición inadecuada de los primates. Nadie limitó el apetito de los monos; comían cuanto querían, y el 28,5 % de su dieta consistía en sacarosa. El científico también cree que las diferencias genéticas de los primates influyeron significativamente en la discrepancia en los resultados de los estudios.

Los resultados de los estudios sobre los efectos de las dietas bajas en calorías en los seres humanos tampoco son tranquilizadores.

Los expertos afirman que la longevidad depende principalmente de una buena genética y una dieta equilibrada y saludable. Por lo tanto, quienes llegan a la vejez deberían agradecer, ante todo, a sus genes, no a su alimentación.

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