Una vitamina de la leche cura la obesidad y la diabetes

Con la ayuda de la vitamina contenida en la leche, puedes controlar el trabajo de las mitocondrias para que puedas vivir sin obesidad, diabetes y en excelente forma física.

Investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Lausana informan sobre las sorprendentes propiedades del ribósido de nicotinamida, presente en diversos productos, desde la leche hasta la cerveza. Esta modificación de la vitamina nicotinamida se conoce desde hace tiempo y existen pruebas de que afecta la actividad mitocondrial. Sin embargo, nadie ha realizado estudios más detallados sobre esta sustancia.

En un artículo publicado en la revista Cell Metabolism, los suizos describen los efectos beneficiosos del ribósido de nicotinamida en ratones. En primer lugar, los animales alimentados con alimentos grasosos pesaron un 60 % menos si se les mezclaba esta sustancia. Además, el ribósido protegió contra la diabetes, que se desarrolló en ratones con obesidad. Incluso en animales con una dieta normal baja en grasas, el fármaco aumentó la sensibilidad tisular a la insulina. En segundo lugar, la sustancia aumenta la fuerza muscular: los ratones que recibieron ribósido se volvieron más resistentes y, en general, adquirieron una mejor forma física. En tercer lugar, tras ocho semanas de tomar ribósido de nicotinamida, la termorregulación de los animales mejoró.

Todo esto, según los científicos, se debe al efecto del ribósido en las mitocondrias. Numerosas vías metabólicas convergen en las mitocondrias: la velocidad de descomposición de las grasas y el nivel de estrés oxidativo dependen de ellas. Quienes aprendan a controlar las mitocondrias tendrán la clave para una vida larga y feliz, e investigadores de todo el mundo buscan maneras de influir en estos orgánulos de forma adecuada.

El ribósido de nicotinamida podría ser uno de los favoritos: los autores del estudio creen que también puede ayudar a prolongar la vida; al menos, así lo sugieren los resultados de algunos experimentos realizados con nematodos. En cuanto a los detalles bioquímicos, el ribósido aumenta el nivel de NAD+, una de las coenzimas más importantes en las reacciones generadoras de energía. También estimula la actividad de las sirtuinas, enzimas implicadas en la regulación mitocondrial y a las que muchos denominan moléculas de la longevidad.

Otro punto a favor de esta nueva vitamina milagrosa es que parece no tener efectos secundarios. Los investigadores aumentaron la dosis de ribósido diez veces más de la necesaria para su acción terapéutica, y los ratones no experimentaron ningún síntoma negativo. Probablemente, las células recurren a él según lo necesitan, y el exceso simplemente se almacena, sin sufrir transformaciones peligrosas.

Pero el ribósido presenta un problema, puramente técnico. Es muy difícil de sintetizar y se encuentra en cantidades muy limitadas en productos naturales. Se sabe que el ribósido se encuentra en la leche, pero aún no se ha determinado su concentración. Lo mismo ocurre con otros productos: es muy probable que esté presente, pero ¿en qué cantidades?

En general, bebemos leche y esperamos que los científicos puedan sintetizar de forma rápida y económica el ribósido de nicotinamida.