Los científicos están convencidos: la vida después de la muerte no es una ficción

Científicos del Reino Unido han presentado nuevos resultados de una investigación en la que han estudiado en detalle la posibilidad de devolver la vida a una persona después del momento de su muerte.

Cerca de dos mil personas participaron voluntariamente en la investigación. Cabe destacar que todas ellas experimentaron un estado de muerte clínica en diferentes momentos.

Como resultado de los experimentos, los especialistas han descubierto nuevas capacidades del cerebro humano. Así, anteriormente los biólogos creían que, desde el momento en que se detiene la función respiratoria y la actividad cardíaca, las estructuras cerebrales permanecen activas hasta medio minuto. Ahora, los científicos han aportado pruebas de que el cerebro humano permanece consciente durante al menos tres minutos después de la muerte clínica.

La información obtenida permitió a los científicos concluir que la muerte física no supone el fin de la consciencia humana. Incluso minutos después de la muerte, una persona continúa pensando, lo que significa que continúa existiendo.

Los participantes del experimento compartieron sus recuerdos de lo que pensaban y recordaban durante el tiempo que experimentaron la muerte clínica. Casi todos los episodios que describieron superaron con creces el periodo de 30 segundos que los expertos habían analizado previamente. Al mismo tiempo, muchos describieron con detalle cómo los médicos intentaron reanimarlos y devolverles la vida; observaron todo esto como si lo hubieran hecho desde fuera.

El espacio-tiempo es un concepto convencional muy relativo, inventado por el hombre únicamente para facilitar su orientación en un tiempo en constante cambio. No podemos conocer los procesos y reacciones reales que ocurren en el cerebro moribundo. Sin embargo, a juzgar por los relatos de quienes han experimentado la muerte clínica, esto es algo completamente inimaginable, afirman los científicos.

Presumiblemente, la información obtenida podría ser útil para el personal médico que realiza reanimación cardiopulmonar, rescatando a pacientes de estados terminales y restaurando funciones vitales deterioradas. Es muy posible que se implementen cambios en los métodos y tácticas de reanimación.

Anteriormente, estos estudios solo se realizaban en animales. Por ejemplo, en la Universidad de Michigan, científicos dirigidos por Jimo Borgigi realizaron un experimento con roedores. Se descubrió que, tras interrumpir la circulación sanguínea, las estructuras cerebrales de las ratas no solo permanecían activas, sino que incluso funcionaban de forma más intensa y coordinada que durante la vigilia o la anestesia.

Como afirmó entonces el líder del proyecto, es precisamente la actividad cerebral que continúa en el momento de la muerte clínica lo que puede explicar las visiones e imágenes que observan casi todos los pacientes que lograron sobrevivir a esta condición crítica.

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