Los científicos han descubierto una forma de cambiar el grupo sanguíneo

En una publicación científica se publicó un artículo donde un grupo de científicos describió un método para obtener una nueva enzima capaz de modificar el grupo sanguíneo. Esta enzima modifica las propiedades de la sangre, convirtiéndola en un grupo universal, apto para transfusiones a pacientes de cualquier otro grupo.

A menudo, en un hospital no se dispone del tipo de sangre necesario, lo que puede tener consecuencias muy graves. A principios del siglo XX, se estableció que la sangre de cada persona tiene propiedades diferentes y un factor Rh distinto, por lo que la sangre de una persona puede no ser adecuada para otra. Si se utiliza sangre incompatible durante una transfusión, pueden producirse diversas consecuencias graves (debilidad, disminución de la presión arterial, aumento de la frecuencia cardíaca, dificultad para respirar, ansiedad intensa, vómitos, fiebre, insuficiencia renal y muerte).

Durante la Segunda Guerra Mundial, debido a los horribles experimentos nazis con seres humanos, la medicina experimentó un nuevo giro en su desarrollo. A principios de la década de 1940, se utilizó por primera vez un antibiótico: la penicilina. Debido a las graves lesiones y la gran pérdida de sangre, las personas necesitaban transfusiones de sangre, y surgió la necesidad de transfusiones. Entonces se estableció que cada persona tiene su propio grupo sanguíneo y se aceptó la teoría de dividirlo en grupos (primero, segundo, tercero y cuarto) según el factor Rh.

Cada tipo de sangre tiene su propia cadena de proteínas de carbono que recubren los glóbulos rojos.

También se estableció que el primer grupo sanguíneo tiene propiedades especiales: es adecuado para la transfusión a casi todos los pacientes (el grupo I negativo se utiliza para la transfusión a todos los pacientes sin excepción, el I positivo, a pacientes con un factor Rh positivo).

Sin embargo, a pesar de su universalidad, solo la sangre del tipo I es adecuada para los pacientes con el grupo sanguíneo I. En los últimos años, los científicos han descubierto que existen más de 30 variedades de sangre (bastante raras), por lo que se aceptaron más de 10 grupos, sin embargo, el grupo I todavía se utiliza como universal.

Un nuevo estudio realizado por científicos de Columbia Británica ha demostrado que no existen restricciones a seguir durante la transfusión.

La peculiaridad del primer grupo sanguíneo reside en su ausencia de antígenos. La idea de eliminar los antígenos de la sangre y, por lo tanto, convertirla en un grupo universal se planteó en la década de 1980; sin embargo, encontrar la manera de hacerlo en la práctica resultó problemático. David Kwan, autor principal del proyecto científico, señaló que el uso de enzimas conocidas científicamente era inútil, desde el punto de vista clínico. Sin embargo, él y sus colegas lograron desarrollar un método que permite multiplicar por diez la eficacia de las enzimas.

Especialistas cruzaron enzimas en condiciones de laboratorio que habían mutado a lo largo de varias generaciones. Como resultado de los experimentos, se obtuvieron enzimas casi 200 veces más efectivas que las originales, lo que permitió que la teoría de la transformación de un grupo sanguíneo en otro se acercara más a la realidad.

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