Parecería que si las personas comen mejor, viven más. Para muchos, comer mejor significa más saciedad, más sabor y más abundancia. Sin embargo, esto no es así, especialmente para el sistema cardiovascular. Este, además de los productos para el corazón y los vasos sanguíneos, se ve afectado negativamente por el estrés, la inactividad física, los hábitos y el estilo de vida poco saludables.